lunes, 15 de febrero de 2010

Recortes de periódico...




Cuando alguien asume un cargo político, debe considerarse así mismo como una propiedad pública, decía Tomás Jefferson, pero aquellos anhelos de quienes comenzaban la arquitectura de los estados modernos, estaban todavía muy lejos de ver en que se convertirían sus ideales.

Hecho que constato con preocupante frecuencia cada vez que abro el periódico y veo noticias como la de hoy. “El sueldo de su señorías no es el problema” Fuente el país.

http://www.elpais.com/articulo/sociedad/sueldo/senorias/problema/elpepisoc/20100215elpepisoc_1/Tes

No tendré la osadía de juzgar sus sueldos, pero sí tengo una opinión al respecto. Textualmente se señala que los parlamentarios españoles son de los peores pagados de la Unión Europea. Bien, y entonces es ahí cuando se agarran como a un clavo ardiendo al agravio comparativo. Pues si tomásemos su misma referencia al respecto, no tardaríamos en descubrir que no es una cuestión que les afecte a ellos en exclusiva, si no que todo la masa trabajadora de este país tiene unos sueldos por debajo de la media europea, que somos el país como mayor número de licenciados en paro y dónde más dificultad tiene los jóvenes para encontrar un trabajo, sí, también tenemos más jóvenes parados que la media europea. Y es que si hay que medirse con Europa el ejercicio habría que realizarlo de forma global. Pero más aún, supongo que la mayoría de sus señorías tiene algún tipo de trabajo en el sector público o privado, al que renuncian por el bien mayor de la política, así que si su ejercicio lo miden colectivamente y de forma unánime por su retribuciones se me ocurren dos ideas. La primera de ellas es que el ejercicio político es voluntario, y si por tanto las condiciones económicas no se ajustan a lo que esperan del servicio público sería conveniente que regresasen a sus puestos de trabajo anteriores, claro que ahí está el drama de aquellos que hacen de la política su medio de vida, y como dicen algunos que conozco, hay que agarrase con los dientes a la mesa para mantener su situación. Dos, ellos “sólo” son representantes temporales del pueblo, que a través de su decisión en las urnas les delega su soberanía popular, si el ejercicio de la política se mide por rentabilidad económica y no como un ejercicio responsable en favor de una sociedad, tampoco creo que sean las personas adecuadas para ejercerla.

Y puede que ganen poco sí, pero voy con otra noticia que leo hoy:

http://www.aviaciondigitalglobal.com/noticia.asp?NotId=11921&NotDesignId=4 .

Resulta que ser los representantes del pueblo, además de un noble ejercicio, da los instrumentos necesarios para una serie de vamos a llamarlos “chanchullo” importantes, en la mayoría de los casos ocultos a la opinión pública, donde los mismos a través de distintos ámbitos se reparten el pastel de lo público, enriqueciendo sus bolsillos a costa de este intangible que parece ser el Estado. Y hoy por ti y mañana por mí, parece convertirse en la máxima cuando se rotan direcciones generales, presidencias varias, y consejos de administración de toda índole entre los mismos grupos de personas, esas que tienen en el ejercicio de sus funciones como máxima el interés general. Para no dar crédito.

Pero no tenía yo bastante con todos estos dislates, cuando ayer leo en el periódico, lo siguiente:

http://www.elpais.com/articulo/reportajes/ocaso/reina/Mallorca/elpepuesp/20100214elpdmgrep_3/Tes

Sólo con el escándalo de corrupción en Palma de Mallorca de Unió Mallorquina (UM) y el hecho de que el presidente Antich expulse del Ejecutivo balear al partido de la Sra. Munar se producen 200 destituciones: tres consejeros del partido de UM en el Gobierno del archipiélago y el batallón de cargos y contratados a dedo en las principales instituciones de la isla. Ahí es nada. Y entonces yo que nunca he sido muy buena en los números, pienso que si hay 200 tíos que caen por su concomitancia con un partido como UM en las instituciones de la isla no sé si sabría hacer las cuentas de cuantos en este país se ven favorecidos para obtener un puesto de trabajo por conocer a la persona correcta (político, familiar, empresario etc.). Y mi asombro no para de crecer. Es casi ya incluso difícil de digerir.
Pero claro los titulares de estas cosas son ya en cierto modo “normales”, y que adquieran esa condición creo que influye en que la opinión pública del país desayune ante ellos todos los días sin prestarles una atención especial. Y claro viendo que Roldán después de 15 años en la cárcel, noticia también de ayer, va a terminar su condena, mientras sus posesiones y 10 millones de euros de los de hace más de una década están en paradero desconocido esperándole, uno ya no sabe si en este país se piensa de mera generalizada que merecen la pena los chanchullos y trincar lo está a tu disposición cuando uno está en situaciones de velar por el interés general. No olvidemos que Roldán era otro de los que debía velar por este principio en sus funciones dentro del Ministerio del Interior en su momento. Otra vez lo intangible del Estado ofrece el marco propicio para que los muchos deshonestos que se dedican a ejercer cargos políticos y trabajos a dedo hagan su botín particular, será por aquello de que España está en crisis. ¿La suya? No, la nuestra.

Eva

viernes, 12 de febrero de 2010

Ya no quedará nadie que diga nada...


Primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista.
Luego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío.
Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era sindicalista.
Luego vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante.
Luego vinieron por mí pero, para entonces, ya no quedaba nadie que dijera nada".

Martin Niemoller.

Y no, no va a quedar nadie. Porque sobre todo hay silencio. Porque un país de cuatro millones de parados no sale a la calle, lo que incluso me hace dudar que existan de verdad, y tampoco deben de existir los mileuristas y otro gran sin fin de caras sin rostros. Y no existen porque no tienen voz casi nunca. Porque los grandes conglomerados distribuidores de la información son quienes eligen qué es noticia, y ellos están casi siempre del lado de los que tienen un coche oficial o una vida entre flashes. La cotidianidad se retrata en los llamados sucesos, que sí suceden, pero que son retales anecdóticos y a menudo deformes. La realidad se muestra en esos nuevos programas de televisión que han convertido la enfermedad, la pobreza o el paro en entretenimiento, nos enseñan aquellos que están peor que nosotros y todos contentos.

Y la desidia llega a casi todos y nadie dice nada, incluso cuando está rozándote. Miles de personas se unen a grupos facebook que incluso llegan a sacar lo cómico de realidades como la jubilación a los 67 del tipo: “va a trabajar hasta los 67 tu puta madre”, pero claro cuando se tienen esa edad en un horizonte lejano lo jocoso supera con mucho a las inquietantes ideas de los políticos de nuestro país. Esos que son incapaces de llegar a acuerdos sobre nada a excepción de cuando se trata de conservar sus privilegios. Y son los mismos que hablan de diálogo, solidaridad, pero claro para otros, para el vecino. Y la política es necesaria, imprescindible, y el desencanto y el callar ciudadano legitiman y son cómplices de sus desmanes.

Y donde dije digo digo, digo Diego, cuando eran los azules quienes gobernaban con decretos, los rojos ponían el grito en el cielo, pero ahora son ellos y entonces parece tener coherencia. Cómo le voy a explicar a unos críos el valor del diálogo mientras leo en cada periódico que, casi sin excepción, el arco parlamentario vota a favor de un decreto contrario a principios constitucionales, recogidos ni más ni menos como derechos constitucionales. A muchos no les importa porque nada van con ellos pero y si vuelve a ocurrir, con rojos o azules, entonces ¿quien levantará la voz a tu favor si antes tú callaste?. Nadie. Y nos convertiremos en una sociedad de mudos, que sólo protestan contra los presentadores de los telediarios que no te puede oír, o incluso alguien se armará de valor y escribirá en algún acotado espacio como unas cartas al director, en las que tu opinión se mide por caracteres permitidos. Y a pesar de todo pertenezco todavía a ese grupo de ilusos, auque cada vez con más dudas, que creen que se tiene que levantar la voz, con respeto, con empatía, con cordura, pero levantarla para que algunos por sordos que parezcan estar nos escuchen.

Eva