martes, 9 de noviembre de 2010

Horror, cosas sin nombre

Hace unos días leí con estupor, la aparición de esa nueva ortografía que nos deja huérfanos de i griega. Tal hecho vuelve a recordarme que en algunos aspectos voy camino de convertirme en un ser anacrónico, de esos que todavía dice cosas como “falto el canto de un duro”  y al que le costará no poner la tilde en una o que vaya entre números, porque machaconamente me repitieron que si no se podría confundir en un cero. ¡Y miren para que ha valido! Casi para lo mismo que saberse al dedillo la lista de las preposiciones, que cualquier día van y las cambian y yo otra vez a verlas venir.

Ante tales cambios me pregunté, como ya lo había hecho otras veces, porque sin embargo nadie busca palabras para las realidades sociales que avanzan más rápido que el diccionario. Por ejemplo, ¿por qué no inventar una palabra que sustituya a “es la novia de mi padre”? Sí, ya sé que existe madrastra pero no me vale. Uno porque no están casados, dos porque no tiene por qué ejercer de madre suplente y tres porque las madrastras desde los cuentos de Blancanieves son unos seres perversos que nadie quiere tener en su vida. Por cierto, este orden no responde a ninguna lógica, pueden cambiarlo. Así pues, la familia nuclear,  vamos la de toda la vida de papá, mamá, los retoños de ambos y sanseacabó, ha saltado por los aires y sin embargo, no hay académico que se percate de la necesidad de ahorrarnos saliva y conceptualizar en una sola palabra estas nuevas realidades. 

También estaría a favor de que alguien pensase un nuevo nombre para “el paro obrero”, que ya sé que se dice poco, pero igual que antes definía a la perfección al segmento social que padecía sistemáticamente el desempleo, ahora sin embargo el paro, así sin más, es una palabra sosa y demasiado difusa para aglutinar un sentimiento de pertenencia colectivo. Y claro los hay que te salen diciendo que son parados fontaneros o parados economistas y así no vamos a ningún sitio.

También deberían de pensar un nuevo nombre para el socialismo del S.XXI, porque desde luego está anticuado a tenor de cómo lo ejercen algunos de los que llevan el carné en la cartera. Ahí tienen a Montilla, socialista híbrido entre catalán y andaluz, que cuando va a ese programa que carga el diablo, llamado “Tengo una pregunta para usted”, y le preguntan porque sus hijos no van a un colegio público, se le pone cara de póker y contesta un escueto “Es una opción personal”. Para que vean que no es un rara avis ,les pongo otro ejemplo, el señor ministro Blanco se ha operado de la vista, y no, no ha sido en la seguridad social, no ha necesitado ni volantes, ni listas de esperas ni nada, sino que como socialista de hoy lo hizo en una clínica privada. Vamos que como no paran de predicar con el ejemplo de cómo se ejerce hoy el socialismo, yo creo que habría que actualizar la palabra en el diccionario, añadiéndole nuevas connotaciones para que luego  no nos llevamos a engaño.

Y por último ni Facebook ni Twitter aparecen recogidas en el diccionario de la RAE,  que poco modernos son estos señores de la Real Academia Española, y eso que entre los ilustres miembros está Pérez Reverte, que haciendo honor al sillón T que ocupa, fue Trend-Topic en Twiter hace nada y menos e incluso tiene una sección en propiedad, los #perezrevertefacts. Para los no twitteros, que haberlos haylos, pinchen aquí y entenderán a qué me refiero.

Así a bote pronto son algunas de las ideas que propongo, pero vamos que en nada que me tome otro café y le de unas vueltas a la cabeza seguro que alguna sugerencia más se me ocurre. Porque ya puestos a hacer reformas en la ortografía, podemos liarnos la manta a la cabeza y seguir con los cambios para no quedarnos desfasados tampoco en el vocabulario que sino, a este paso, dentro de nada va a parecer que hablo como si me hubieran sacado de una película en blanco y negro y voy a necesitar hasta subtítulos. ¡Hasta ahí podíamos llegar!


Eva

6 comentarios:

  1. Que va a ser de nosotros?. Tendremos que adecuarnos así sin más, como quien traga una pastilla sin agua, ó será una adaptación de la que no nos daremos cuenta?
    Yo más bien me decanto por lo primero.
    Recuerdo cuando a todo aquel ser viviente, bípedo y de sexo masculino se le llamó "tío". Pasamos de llamarle Don Amado a Tío de la sotana. Menudo atrevimiento¡ Pero aquello fue algo voluntario....
    Nuestros antepasados decían fumo, farina, teito y otros "palabros" para nosotros, que ahora suenan Quijotescos exclusivamente.
    A buen seguro inventaremos una palabra para la novia de nuestro padre, para el obrero parado e incluso, pienso yo, para la mujer del cura.

    Saludos,

    COMO-DORE

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  2. El que nun diga tseite, tsume, tsino y tsana, nun ye del vatse de Tsaciana.

    Esto no nos lo cambian ;-)

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  3. Leo a algun Tsacianiego por aquí! Gracias por los comentarios.

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  4. Tsacianiegos de pura cepa. Vamos de los que llamamos, en lugar de la plaza del pueblo, La Calecha. En lugar de Cuadra, La Corte. Eso sí, solo usamos este vocabulario en el pueblo. Porque por aquí, como digas cosas como: Un café en "pocillo" ó cierra la "cancilla" te miran, raro, raro, raro...

    De Nada Para ti Eva.
    COMO-DORE

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  5. Como-Dore, cuánta razón. A uno le da que esto de la RAE sólo es para que una serie de presuntos eruditos –ni están todos los que son, ni son todos los que están- justifiquen su presencia en la institución o justifiquen la existencia de la institución. Y uno no lo entiende, pero tampoco se ha parado a pensarlo demasiado.
    Lo de los pocillos me ha recordado una anécdota simpática. Cuando Eduardo Dato, que llegó a ser presidente del gobierno, era diputado nacional por Murias de Paredes (distrito al que pertenecía Laciana), hace cosa de cien años, visitó en una ocasión nuestra tierra y comió en una de sus casas. Todos los vecinos prepararon la visita y puede imaginarse el fastuoso banquete. Al estar próxima la conclusión de la comida, el diputado entregó al ama de la casa una bolsita con unos polvos oscuros, y le explicó pacientemente el modo de prepararla. Al cabo de un rato, la mujer le trajo un pequeño plato con los posos y le dijo: “Perdone, don Eduardo, pero… ¿con el caldín, qué hacemos?”
    Pues a nosotros nos va a pasar igual. Que desfasados nos vamos a quedar, si no lo estamos ya, que es lo que viene a terminar diciendo Eva. Y no sabremos si posos, si caldín o si nada.
    De aquellos posos, estos lodos…

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  6. Hola Groucho, me ha encantado lo del caldín. Siempre enriqueceis esto con vuestras comentarios.

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