lunes, 11 de enero de 2010

Baby Boom...



Os voy a hablar de mis amigas, de las más antiguas, de esas que conocí cuando todavía no sabía apreciar ni el valor de la amistad.

Todas tiene ahora una vida distinta quizá a la que habíamos imaginado, pero el denominador común de muchas de ellas ahora mismo es tener una barriga inmensa y redonda como si se hubieran comido toda la producción de Nocilla del 2009. Y es que 2010 va a ser un año de partos. Sí, de tres desde Enero hasta Julio.

Hubo años que estuvieron íntegramente dedicados a bodas, con sus correspondientes vestidos de pitiminí y borracheras de esas en las que se termina haciendo la conga con los bajos del vestido de las novias negro como el betún. Y claro, entre tal alboroto por el cambio del estado civil, se han empeñado todas en traer en 2010 una avalancha de renacuajos, bueno para ser más exactos renacuajas. Aún así, en 2010 todavía me esperan un número de congas bastante numeroso, algunas incluso más allá de los mares. Aunque bueno, ahora que lo pienso, viviendo en una isla no es algo tan digno de mención. Así que debería decir a más allá de los océanos, en Nueva York.

Pero volviendo a las criaturas. Es raro ver a tus amigas hinchadas como por un bombín de las antiguas bicis BH con sillín alargado, y más aún, oírles decir que sólo han engordado 10 quilos o incluso más como si tal cosa. Definitivamente subir el escalón hacia la maternidad debe de cambiar profundamente la perspectiva, porque si hace unos meses cuando luchaban contra cada caloría para enfundarse en sus vestidos blancos alguien les hubiera dicho que encordasen la mitad de la mitad de su peso actual, ahora ese alguien tendría sus tímpanos en recuperación debido a los gritos recibidos de las ahora mamás. Aunque bueno, bien pensado supongo que tiene que ser estupendo poder abandonar la tiranía de la talla 38 sin que nadie te señale como gorda.

Lo dicho, están todas redonditas, y yo estoy haciendo un master en el embarazo y sus vicisitudes: ciática, náuseas, ecografías 3D, discusión de nombres y etc., aunque bueno, quizá si yo un día decido ponerme como una pelota con pies y manos, no me vendrá mal. Y todas estamos, incluso yo, que lo veo todo desde cierta distancia feliz. Es una especie de alboroto idiota e inexplicable.

Todos estos embarazos se me están haciendo horriblemente lentos, porque ya quiero empezar a ver las caras de las nuevas pequeñas, e incluso ya he empezado a hacer regalos a esos seres que todavía viven en el interior de las barrigas. También me he sorprendido a mí misma ya, en más de una ocasión, viendo ropa de bebe y accesorios múltiples (hay más de los que nunca hubiera sospechado). De momento sólo soy espectadora de ese proceso mágico por el que de repente un nuevo y pequeño ser nace, pero definitivamente tiene que ser algo genial viendo lo contentas que están todas ellas.

Y no mamá, no vas a ser abuela todavía. A mí todavía no me ha llegado el momento de ponerme vaqueros con goma en la cintura ni de comprar un montón de cacharros que todavía no sé para que son. Aunque creo que en mi curso acelerado y a distancia sobre futuras mamás, voy a tener una mención especial.

Eva

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