jueves, 9 de septiembre de 2010

59 segundos, la eternidad...




Una mesa, una moderadora, varios tertulianos. Sabes de antemano que unos  van a decir so y  los otros contestarán arre, visto una vez el programa y sabiendo del pie que cojea cada tertuliano puedes anticipar sus respuestas.  Así sin más, tan fácil como saber para qué periódico o radio trabajan.  Viendo este y casi cualquier otro programa dedicado a estos menesteres, apenas se pueden encontrar momentos en los que exista un espíritu crítico, una opinión formada e independiente de los grupos editoriales, para poner a caldo o alabar al PP y al PSOE a partes iguales.


Me pregunto por qué llaman debate a la repetición cansina y aburrida de las mismas ideas. Allí no sé discute sobre nada, porque cada uno lleva bien aprendido qué decir y cómo hacerlo para que la publicidad que financia sus periódicos no falte en las páginas centrales.


Si es corrupción, el Gürtel no es nada si se compara con el caso Pretoria y  si no se retrotraen a la época de Felipe González y listo. Si es ETA y la tregua y los comunicados vuelve el si yo me reuní, tú te reuniste más y así en lo sucesivo. El “tú más” quita culpas y hasta parece que disminuye la incompetencia de casi todos. Fantástico. Es un argumento válido cuando tienes siete años y la profesora te dice en el cole –estás hablando- y tú le contestas- sí pero fulanito más- pero yo, al menos, espero algo más de personas adultas, en apariencia formadas y más aún cuando hablan de cuestiones que así de primeras, se intuyen relevantes.


Me indigesta, ese momento en el que la política y los programas que debaten sobre ella cogen el tono de las discusiones que podrían tener un par  forofos de dos equipos de fútbol rivales, en la barra de un bar y con dos cañas de por medio. El PP y el PSOE son el Cristiano Ronaldo y el Messi de esas mesas de opinión. Y sólo se puede ser de uno o de otro y defenderlos o criticarlos, no por cómo juegan sino por la camiseta con la que se visten. Así de simple, así de triste.


No importa que nuestra competitividad económica, según he leído hoy, esté al nivel de la de Puerto Rico, parece que de la Champions League hemos pasado a la categoría de  Regional Preferente, por seguir con símiles futbolísticos. Tampoco que nuestra tasa de desempleo juvenil triplique la media mundial, al elevarse al 40%, y que sea la mayor tasa de la Unión Europea, lo cual, ya debe situarnos al nivel de los partidos entre solteros y casados de las fiestas de los pueblos y así sucesivamente. Con dos ejemplos de tal calibre uno rápido se hace una idea de cómo está el percal. Pero de esos temas que deberían ponernos la piel de gallina, que tanto deberían escocer en las cabezas de políticos y opinantes de prime-time se habla poco y de refilón.

Los segundos pasan, se baja el micrófono, se oye como un susurro lo que aún le quedaba por decir al tal fulano o mengano, pero es más de lo mismo, más de lo de siempre. Y ante tal panorama le voy a dar la razón al  Sr. Antonio Machado cuando decía aquello de que en España, de cada diez cabezas, nueve envisten y una piensa. 

Eva

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